miércoles, 27 de mayo de 2009

TENIENTE GENERAL PEDRO EUGENIO ARAMBURU

SECUESTRADO, TORTURADO Y ASESINADO POR MONTONEROS

El Teniente General PEDRO EUGENIO ARAMBURU nació en Río Cuarto, Córdoba, el 21 de Mayo de 1904 y ejerció la Presidencia de facto, en nombre de la Revolución Libertadora, desde el 13 de Noviembre de 1955 hasta el 1º de Mayo de 1958, cuando entregó el poder al Presidente Constitucional Arturo Frondizi.

En 1970, luego de 49 días de incertidumbre, se confirmó que eran suyos los restos hallados en la chacra La Celma, en la localidad de Timote (379 kilómetros al oeste de la Capital), en el partido de Carlos Tejedor.
Había sido Secuestrado de su casa el 29 de Mayo de 1970 - Día del Ejército- por miembros de lo que luego se conocería como Agrupación Montoneros.
En ese momento, Aramburu había elaborado su propia síntesis y llegado a la conclusión de que no eran las botas sino los votos los que podían abrir procesos más sólidos de participación cívica.
Por eso mismo había sido candidato en las elecciones del 7 de julio de 1963 en las que no pudo captar suficientes votos antiperonistas como para vencer al radical Arturo Illia.
De todas formas, tuvo un promisorio papel.
Siete años después, el "Cordobazo”, y un reguero de violencia anterior y posterior, más la oportunidad económica perdida por aplicación de fórmulas liberales, ponían a Onganía en la antesala de salida de la Casa Rosada.
Fue entonces cuando se produjo el secuestro de Aramburu, mencionado en las especulaciones como un eventual sucesor, aunque él siguiera pensando en las vías democráticas.
Una red de oscuros hilos vincularon su martirio como un intento desesperado de sectores del Gobierno para preservar a Onganía.
Pero si el secuestro fue el comienzo de una intriga militar casi palaciega, el asesinato del final puso el dilema de la violencia en otra escala.
La propia Organización Montoneros informaría después que Aramburu había sido "ajusticiado" por haber firmado los decretos 10.362 y 10.363 del 9 de Junio de 1956, que habían legalizado los Fusilamientos de más de 30 personas, sin juicio previo.
Se dice que cuando Aramburu escuchó lo que oficiaba de "sentencia"
pidió que le ataran los zapatos y luego esperó la muerte sin pestañear.