miércoles, 30 de septiembre de 2009

DERECHOS HUMANOS VALIOSOS

Si a Ud. le preguntan si considera que los derechos humanos son valiosos, seguramente responderá que sí.

Si ahondan preguntando y le dicen

-¿por qué?-

Ud. buscará respuesta en los valores intrínsecos de la humanidad, ética, moral, honestidad, serán palabras que indefectiblemente acompañaran el significado que dará.

En la Argentina el significado es mucho más simple y banal, los derechos humanos son valiosos… en términos de dinero.

Esta brutal acepción revela el cinismo con el cual las organizaciones dedicadas a explotar este vil negocio, madres y abuelas de plaza de Mayo, hijos e h.i.j.o.s., etc., se han dedicado fervorosamente.

La sangre derramada no sólo ha sido negociada sino que se ha convertido en un manantial inacabable de cuantiosas sumas que las adorables ancianitas juntan en sus pañuelos blancos y en cuentas bancarias.

La increíble ley que permite a la familia de un supuesto desaparecido cobrar una indemnización cercana al cuarto de millón de dólares que no debe devolverse si éste “apareciera” marca la cúspide del pingüe negocio al cual se han sumado entre otros, algunos jueces incluida una jueza de la Corte Suprema.

Los derechos humanos en la Argentina son tan valiosos que no se quiere dar a conocer quienes son los beneficiarios.

Así mientras se desclasifican documentos secretos de la lucha antiterrorista los referentes a indemnizaciones se guardan bajo siete llaves.

Tal es el nivel alcanzado de este “secreto de estado” que es más fácil saber si la presidente Cristina Fernández de Kirchner es abogada o no.

La decisión de una Cámara permite a las nobles viejitas hurgar en cualquier documento de adopción que ellas consideren necesarias en su empeño de llegar a ubicar la fantástica cifra de quinientos bebés sustraídos.

Tarea harto difícil después de haberse confirmado la cifra de siete mil desaparecidos, lo que indicaría que había quinientas embarazadas entre las filas terroristas.

La inventada abuelita Carlotto, que a pesar de su aparente distinción y sobriedad no le va a la saga a su ex compañera Bonafini, en cuanto a hipocresía y defensa de los “valiosos” derechos humanos.

Podemos decir que esta “valoración” ha permitido a muchos conseguir puestos políticos, que además se convirtió en una herramienta de apriete de manera tal que ningún político se atreve a opinar con sinceridad y libremente.

Así que estimado lector si alguien le pregunta por los derechos humanos en nuestro país no se gaste en buscar respuestas que tengan que ver con lo mejor del ser humano, sino con lo peor.

Puede responder políticamente sin que le cuestionen que:

los derechos humanos son muy pero muy valiosos.

martes, 29 de septiembre de 2009

RAZONES PARA UN SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO

“Si queremos paz, debemos cuidar las armas; si las deponemos jamás tendremos paz”. Cicerón
Algunas Consideraciones Preliminares

En el mes de enero de 1983, cuando los argentinos nos encaminábamos hacia un nuevo proceso democrático, Raúl Alfonsín anunciaba públicamente su proyecto de “desmalvinización”, al afirmar el día 25 en una nota del diario La Prensa, que ocupar las Islas Malvinas había sido “un error”, y que Londres sólo negociaría con un gobierno democrático.

Tratábase, en realidad, de un mensaje perfectamente claro que pronunciaba la política de desmalvinización y de desarticulación del aparato militar, que fue debidamente tomado en cuenta por los intereses a quienes estaba dirigido.

Más aun, los asesores jurídicos del radicalismo -entre otros: Malamud Goti, Nino, Schifrin, D’Alessio, Gil Lavedra, Paixao- estaban ya pergeñando la puesta en escena de un teatral juicio al estilo de Nüremberg que le confiriera a Alfonsín cierto prestigio internacional, y facilitara en lo interno, el oprobio y desmantelamiento de las FFAA.
A tal efecto, los militares debían aparecer como la encarnación kantiana del Mal, como asesinos de la dignidad humana, cuyas iniquidades debían ser castigadas aun contrariando principios elementales del derecho al aplicárseles una justicia retroactiva, y además violatoria de la Constitución Nacional, al juzgar su accionar con tribunales ad hoc.
Cuando Carlos Menem, quien desgobernó la Argentina durante una década, en aras de algún espurio y fugaz rédito derogó por decreto la Ley 17.531/57 de Servicio Militar obligatorio, además de sepultar un instituto centenario, lo que estaba haciendo en realidad era asestar el golpe de gracia a las FFAA, que son pilares en toda nación organizada, por cuanto aquellas se nutren de ésta y constituyen la defensa armada de su soberanía.
Así precipitó la cuenta regresiva del proceso de metástasis social que iniciara Raúl Alfonsín; carcinoma que por lo visto aun no ha culminado, desconociéndose cómo y cuándo lo hará.
Como sociedad, deberíamos asumir que en algún lugar hemos extraviado el rumbo, y que es preciso desandar lo andado.
Pero la realidad, como siempre, nos golpea:
nadie puede imaginarse a alguno de nuestros políticos sugiriendo reinstalar el Servicio Militar Obligatorio.
Mucho menos en una sociedad signada por la cultura del menor esfuerzo y la banalidad; con una dirigencia que antes de poner manos a la obra en determinada empresa, mide la importancia y alcance de los costos políticos.
Nada se hace si no es en virtud del impúdico beneficio propio.
Sólo basta con mirar hacia atrás, para que caigamos en la cuenta de que estamos mucho peor que antes de aquel 6 de marzo de 1994, en que Omar Carrasco fue asesinado.
Razones Históricas
Los Regimientos de Línea estaban conformados por enganchados y destinados.
Los primeros serían lo que hoy conocemos como “voluntarios”, y servían tres años en infantería o cuatro en caballería o artillería.
Percibían una asignación mensual que variaba según el Arma y el tiempo de servicio.
Como el “enganche” no cubría las necesidades del Ejército, el 30 de Octubre de 1858, se sancionó una ley que sería precursora del Servicio Militar Obligatorio, que entre otras consideraciones, decía que “los vagos y mal entretenidos, los que en día de labor se encuentran habitualmente en casas de juego o en tabernas, los que usen cuchillos o arma blanca en la capital y pueblos de campaña, los que cometan hurtos simples o los que infieran heridas leves, serán destinados al servicio de las armas por un término que no baje de dos años ni exceda e cuatro”.
En las postrimerías del siglo XIX, el gobierno del presidente Julio Argentino Roca se enfrentaba a la ciclópea tarea de materializar la tan ponderada unificación nacional.
Su ministro de Guerra, el Cnl Pablo Ricchieri, tenía además, la firme convicción de que se debía reestructurar y modernizar al Ejército, convirtiéndolo en una formidable herramienta para el dominio soberano de la Nación, que también fuera disuasoria de cualquier amague externo.
En su interior albergaba la idea de implementar un Servicio Militar Obligatorio, que se convirtiera en un elemento de comunión para los hijos de las distintas regiones y orígenes de la Patria.
En palabras del mismo Ricchieri, el SMO estaba llamado a convertirse en “un poderoso instrumento de moralización pública…”, toda vez que el objetivo principal no era que los jóvenes aprendieran sólo a manejar un arma y desfilar, sino que tuvieran una única identidad nacional, forjada en un ámbito de disciplina, de principios éticos y morales.
Mientras perduró, tuvo una inmensa y nunca bien valorada función educadora y social, pues en una sociedad que quiera prosperar no debe haber ignorancia, y sus hombres deben ser personas de bien, con una sólida formación moral.
Con esa filosofía, las FFAA, asistieron sanitariamente, educaron y formaron a millones de jóvenes argentinos, inculcándoles junto al amor a la Patria, una escala de valores, principios de urbanidad y de aseo, ya que muchos no conocían, por ejemplo, un cepillo de dientes.
Otros tantos aprendieron las primeras letras que los integraran con la comunidad, o un oficio que les permitiría abrirse camino en sus vidas.
Pero fundamentalmente y sin ser su razón esencial, ayudó generaciones enteras de argentinos a comprender cabalmente el significado de ser un ciudadano, y de ser iguales ante la LEY, que si bien da derechos, también impone obligaciones.
El heterogéneo contingente que cada año se incorporaba a las distintas unidades en toda la Patria, unía a porteños con provincianos; analfabetos con instruidos; descendientes de inmigrantes con criollos, hijos de familias acomodadas con aquellos que nunca habían tenido cuatro comidas al día.
Era pues natural que los primeros tiempos fueran de incertidumbre y regionalismos, de camarillas y rivalidades.
Pero la vida militar imbuye a los hombres algo que pocos entienden, y que en ninguna góndola de la economía de mercado se puede conseguir:
el Espíritu de Cuerpo.
Razones Geopolíticas
Así como la guerra es la continuación de la política a través de las armas, las guerras modernas sólo se ganan cuando se logra quebrar la voluntad adversa del enemigo.
El Nuevo Orden Mundial y la Globalización propugnada por intereses multinacionales, la desidia de una sociedad enferma terminal, la corrupción que genera miseria, ignorancia y carencia de valores, sumadas a la ausencia de Justicia, son factores que irremediablemente conducirían a cualquier nación empobrecida a la balcanización.
En tal sentido, la acción psicológica de intereses anglo-americanos, se ha desarrollado siempre sobre la estrategia de provocar pequeñas guerras civiles controladas, hacedoras de caos social, como en el pasado en India, Birmania, África, Oriente Medio; luego en el Sudeste Asiático, Sierra Leona, Costa de Marfil, Congo y Angola; como también en Sudamérica y más recientemente las guerras secesionistas de la ex Yugoslavia.
Si quisiéramos hacer una semblanza e imaginar cuál sería nuestro destino como nación, recordemos que el trágico período de guerras civiles conocido la Anarquía del Año XX nos costó perder el Alto Perú, Paraguay y la Banda Oriental.
”…es preciso que el servicio militar sea obligatorio de verdad para que todas las clases sociales estén representadas en las FFAA…
Y aquellos que por distintas causas no estén aptos por vigor físico o capacidad intelectual… pasarán a trabajar en proyectos sociales en cualquier punto del país…”
Esta afirmación no corresponde a ningún nostálgico militar argentino, ni a la Ley Ricchieri, sino al Ministro de Asuntos Estratégicos del Presidente Lula da Silva, el filósofo Roberto Mangabeira Unger.
Asimismo, agregó el ministro, que “existe consenso entre dirigentes civiles y militares de que el servicio militar obligatorio debe ser mantenido y profundizado”, porque su país necesita tener un escudo “no sólo contra las agresiones sino contra las intimaciones”; y a la luz de ciertas pretensiones hegemónicas de fantoches regionales, o de imperialismos transnacionales, poder “decir que no cuando deba decir que no”.

En esa estrategia el gobierno brasileño duplicó en 2008 el presupuesto militar, y acaba de firmar un acuerdo con Francia para la adquisición de casi 14.000 millones de dólares en equipamiento militar; cifra que supera holgadamente las compras de Chile, Venezuela y Colombia juntas.
Para la administración de Lula es preciso que las Fuerzas Armadas recuperen su poder “de disuasión”, y al mismo tiempo “propender al desarrollo integral de la industria nacional, como proveedora de los insumos y equipos”.
En tanto, el ministro de Defensa, Nelson Jobim, en una ceremonia de entrega de aviones Mirage a la FAB; consideró que esta readecuación militar permitirá superar las desventajas regionales.
Es innegable que estamos ante la reacción brasileña luego del anuncio de EE.UU. de aumentar y ampliar sus bases en Colombia y de que el Departamento de la Defensa instruyera al Comando Sur para reactivar la IV Flota y patrullar tanto el Caribe y el Pacífico como el Atlántico Sur.
No es un secreto que Brasil, como potencia emergente sudamericana, ha promovido en la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) la creación de un Consejo Sudamericano de Defensa, toda vez que para el Planalto, una alianza militar sin injerencia de Washington evitaría que se internacionalicen futuras crisis como la colombiana, y así se intente legitimar el principio de “ataques preventivos” en una hipotética guerra contra el narcoterrorismo en un Cono Sur de enorme importancia geopolítica.
Pero en tanto que la diplomacia brasileña fomenta la creación de una fuerza militar conjunta latinoamericana, EEUU desarrolla una nueva doctrina estratégica basada en alianzas con países sudamericanos, en un marco de inminentes pugnas feroces por la energía y los recursos naturales, tan importantes como el agua.
No es casual que mister Tony Blair, ex Primer Ministro británico devenido en lobbysta, haya anunciado en una reunión parlamentaria del G8 en Tokio, que Brasil debería contar con “ayuda internacional” para proteger el Amazonas, el Acuífero Guaraní, y podemos inferir que también las reservas de petróleo recién descubiertas en el océano Atlántico por Petrobras.
La Argentina en cambio hoy se encuentra inerme, y no deberíamos desdeñar la amenaza que implica la eventual embestida de corporaciones multinacionales con gran poder económico y político que, como en nuestro caso, supera al de varios estados.
Lo alarmante es que éstas mayormente materializan sus estrategias a través de acciones armadas, contando con ejércitos privados y “servicios” tan poderosos, que tienen la capacidad de generar y combatir mafias, o simplemente promover la insurgencia que derroca gobiernos que no acepten sus recetas.
Razones Económicas
En un país desvastado como el nuestro, el cumplimiento del Servicio Militar Obligatorio tendría una incidencia fundamental en el proceso de mejoramiento económico, no sólo por las industrias que genera, sino también por la cualificación laboral de las próximas generaciones de argentinos.
Este fenómeno es comprensible desde un enfoque macroeconómico del asunto, toda vez que sólo mejorando la calidad y el volumen de nuestro mercado laboral, mejorarán entre otras variables, el empleo, la estabilidad de precios, la producción y la “distribución de la renta”, tan pregonada desde los atriles de Balcarce 50.
El desarrollo pleno de una economía se sustenta tanto con factores inmediatos como mediatos, es decir, de elementos actuales, como futuros que no necesariamente sean consecuencia directa de aquellos.
Va de suyo que, merced a un intensivo plan de formación profesional, el Servicio Militar Obligatorio debería ser apreciado más que como un pesado lastre, como una inversión que efectiva y sanamente ha de incidir en nuestros jóvenes, tanto en sus cualidades las morales como en el desarrollo de aptitudes y conocimientos técnicos.
En la Argentina del siglo XXI, casi la quinta parte de los niños que ingresan a la escolaridad primaria provienen de familias cuyos padres JAMAS trabajaron, en virtud del clientelismo desarrollado en más de veinticinco años de gobiernos populistas, que en lugar de fomentar la creación de fuentes laborales, desarrollar medios de comunicación vial y proyectos de producción, dilapida la contribución de los que trabajan; forjando desde aquella legendaria Caja PAN hasta nuestros días una generación de parásitos sociales.
No es por falta de recursos, sino por la absoluta carencia de moral, que mueren niños desnutridos en un país exportador de alimentos.
Aquellos que se incorporen al SMO deberían ser instruidos militarmente en el lapso de un año en la más estricta disciplina, como corresponde a toda institución armada.
Luego de dicho periodo –o durante el mismo-, deberán recibir escolaridad primaria y/o secundaria según el caso, tras lo cual optarán por programas de instrucción que comprendieran materias como carpintería, construcción, metalúrgica, enfermería, producción textil y alimenticia, mecánica, tornería, electricidad y electrónica, agricultura y zootecnia, sistemas, etc.
Estructuras edilicias hay de sobra: antes que terminen de rematar los predios de las FFAA, o que instauren más museos de la desmemoria, sería apropiado darles una verdadera utilidad, en donde los soldados que tuvieran conocimientos adquiridos antes del ingreso, asistan como furrieles especialistas a quienes instruyan a aquellos que se están formando; desplegando la Compañía a partir de allí, una valiosa actividad social en zonas carenciadas, en emergencia, o afectadas por factores fortuitos.
Las Fuerzas Armadas se nutren del pueblo al cual pertenecen y protegen.
Pueblo y FFAA son una sola entidad siendo éstas el brazo armado de aquél.
Quienes cumplan con el SMO podrán desarrollarse profesionalmente en un adecuado y necesario marco disciplinario, forjador de la tan necesaria escala de valores hoy desconocida por muchos, adquiriendo tanto el conocimiento de una determinada materia, como también instruyéndose para ejercer el no menos valioso deber-derecho de “armarse para defender a la Patria”, imbuidos del más noble sentimiento que el hombre pueda tener, aquel que nos hace ofrendar la propia vida sin esperar reconocimiento alguno.
En sentido objetivo, el servicio militar es de vital importancia a mediano plazo, tanto para la seguridad de la Nación, como para el desarrollo individual de aquellos que prestarán servicios profesionales o técnicos a la sociedad a la que pertenecen, desarrollando las potencialidades adquiridas en el servicio, o ampliando y/u optimizando las que ya traían al ingresar, tanto en beneficio de la Patria y de la Institución a la que estén incorporados, como de ellos mismos.
Razones Morales
A diario, las noticias dan cuenta del incremento de la violencia juvenil en las calles, las escuelas o a la salida de una discoteca, siendo éste otro estigma más de la generalizada corruptela de una sociedad con evidentes síntomas de descomposición moral.
La Argentina se ha convertido hoy virtualmente en tierra de narcos, donde grupos de adolescentes asesinan en cualquier esquina a un ser humano porque no pagó un “peaje”.
Es que nadie se da cuenta de que la peor crisis es la moral?
Los padres de familia ya casi no tienen autoridad sobre sus hijos.
No existen límites, ni la familia funciona como factor moral de contención.
El Servicio Militar Obligatorio estuvo siempre en el centro de todas las discusiones éticas y morales, pues para algunos representa una limitación a la libertad del hombre, valor fundamental de los derechos humanos.
Al menos, eso es lo que desde hace tiempo nos quieren hacer creer los intereses foráneos y nuestros idiotas útiles, a través de una intensa campaña psicológica.
En tal sentido, nosotros mismos deberíamos comenzar por admitir que la libertad para ser tal, ciertamente tiene múltiples limitaciones, y que las mismas hacen plantearnos en qué consiste la verdadera libertad como valor fundamental.
Las sociedades se cimientan sobre la base de normas éticas, morales, culturales y de derecho positivo.
Y en lo que respecta a la actuación del hombre en esa sociedad, es menester un esquema jurídico que regule sus actos, limitando su libertad en aras del bienestar común y la paz social.
El Estado tiene y debe utilizar los medios legislativos destinados a tal efecto, pues esa es su función y su razón de ser.
Si bien es verdaderamente complejo efectuar un análisis objetivo sin que alguien se sienta rozado por un tema tan delicado como son los derechos humanos, éstos en modo alguno justifican el incumplimiento de una obligación, que en este caso está por encima de todo, y es el llamado de la Patria.
Razones Sociales
El Imperio romano se extendió durante trece siglos, dejando para la humanidad un legado cultural insoslayable.
Para ellos –como para cualquier otra civilización- el respeto irrestricto a los mayores tenía características institucionales.
De hecho, el único organismo de gobierno que conservaron durante las distintas etapas de su evolución desde la monarquía hasta el imperio, fue el Senado (del lat. senex/anciano) que era un “consejo de ancianos” cuya influencia en el desarrollo del imperio fue trascendente.
Este colegiado tenía además la potestad de nombrar un dictador y determinar cuándo era necesario el nombramiento y quién debía ejercer el cargo.
Así en una escala menor, el ”pater familiae” era respetado en sus facultades y potestades cualquiera fuese su edad.
He aquí la razón por la cual el respeto a las instituciones estaba tan arraigado en esa sociedad, y la razón de que pervivan sus enseñanzas.
Alarmados vemos que delincuentes cada vez más jóvenes, ingresan a una vivienda donde viven ancianos que, luego de haber laborado duramente toda su vida, son molidos a golpes, torturados y asesinados para robarles lo poco que puedan aun conservar; irradiados de su comunidad porque ya no están mas incluidos en el “mercado productivo”.
Qué elementos tiene nuestra sociedad para poner límites a esto?
De qué hogar provienen los sujetos que así actúan?
Son de alguna forma reeducables?
Quien no respeta a sus mayores no respetará jamás a sus padres, a un funcionario, un policía, un magistrado, una institución, un gobierno, o una sociedad.
A los argentinos nos cuesta cada vez más respetar las normas, sean éstas meramente sociales, morales, de tránsito, educativas, civiles, penales, éticas, deportivas, de convivencia, o de respeto a los mayores.
Sabido es que las sociedades se yerguen sobre estructuras normativas que necesariamente deben ser observadas por sus individuos, so pena de ser pasibles de condenaciones, que van desde las mínimas como la recriminación o el reproche social y las pecuniarias, hasta las privativas de la libertad.
Pero la solución no pasa por encarcelar gente.
Hay que educarla, formarla en la cultura del trabajo, generar empleo, y darle dignidad para poder exigirle hábitos de conducta después.
Como el altruismo, la delincuencia es inherente a la esencia misma del hombre.
Puede nacer en cualquier ámbito.
Pero es ferozmente brutal cuando proviene de seres marginados, criados en un ambiente de resentimiento.
A este cóctel de injusticia social, hambre, ignorancia, promiscuidad y carencia de valores se le han sumado las drogas, cada vez más fáciles de conseguir, con lo cual el delito ya no volverá a ser lo mismo que antes.
Es verdad que muchos potenciales delincuentes fueron incorporados a las fuerzas armadas en virtud del SMO.
Como también es verdad que muchos de ellos se redescubrieron a sí mismos en la vida cuartelaria:
El trato firme, las privaciones, el rancho, los castigos, la solidaridad, la milonga, el furtivo pan compartido, el capellán, la camaradería, las anécdotas después del toque de Silencio, la amistad que nace del simple hecho de prestar un birrete, y tantos etc. convirtieron en hombres de bien a quienes pudieron no haberlo sido.
Razones Profesionales
Luego del asesinato del conscripto Omar Carrasco, la conducción política de entonces, decidió que se debía “suprimir el SMO y profesionalizar las FFAA”.
Pero a fuera de ser claros, hemos de estar de acuerdo en que no se han profesionalizado en absoluto; antes bien, casi no existen.
Es que en aquellas políticas que muchos ven como una burda persecución ideológica contra viejos soldados, en las cuales se defenestra a las FFAA/FFSS, en realidad hay un prolijo y sistemático plan gramsciano para que la Nación quede desarmada ante el incontenible avance del narcotráfico y sus múltiples meganegocios conexos.
Tal vez deberíamos tomar nota del ejemplo que nos da uno de los ejércitos más profesionales y efectivos del mundo, el israelí, en donde el servicio militar es obligatorio y dura tres años.
Esencialmente, sociedad y Ejército son una unidad, ya que una gran parte de quienes han cumplido con el SMO, sirven luego periódicamente durante muchos años.
Y debido a que los soldados a menudo tienen rangos que no se corresponden necesariamente con su condición en la vida civil, las FFAA de Israel se han convertido en una efectiva fuente de igualdad social y contribuyen a la integración de individuos de diferentes sectores.
Si bien siempre han contado con apoyo exterior, y mejores sistemas de armas que los de sus enemigos, las Fuerzas de Defensa de Israel tienen como ventaja principal la alta calidad de sus tropas, su motivación y entrenamiento intensivo.
Además las FDI se han hecho cargo de una variedad de funciones para la sociedad en general:
Con servicios especiales a los nuevos inmigrantes, elevando los niveles educativos para los adultos que no recibieron educación básica en sus países de origen, proveyendo maestros para los poblados en desarrollo, ayudando a las zonas desaventajadas y respondiendo a situaciones de emergencia en el sector civil.
A diferencia de la mayoría de los ejércitos del mundo, en Israel el Ejército comienza a seleccionar a sus candidatos para las unidades de élite, antes de que éstos terminen sus estudios secundarios.
Deben pasar por una fase de selección en donde deben superar rigurosos exámenes físicos e intelectuales.
De los cientos de aspirantes, sólo medio centenar supera el ingreso, y de ellos menos de la mitad serán integrados a las unidades de fuerzas especiales.
Una vez finalizado el servicio militar, el soldado puede reintegrarse a la vida civil en condición de reservista, obligándose a volver al ejército cada año durante un periodo de casi un mes, para actualizar su especialización.
Todas Las Razones, Una Sola Razón
Hoy asistimos impotentes a la angustiante y progresiva degradación de nuestros jóvenes, quienes además carecen de referentes genuinos y de parámetros sociales y culturales adecuados; siendo en muchos casos la adicción a las drogas que se comercializan impunemente, la escapatoria obligada para sus frustraciones.
Ello es en virtud de la gran cantidad de “cocinas” elaboradoras de drogas que han proliferado en el conurbano bonaerense, y cuyos desechos son utilizados para la elaboración del “paco” de rápida acción adictiva, y de desempeño mucho más letal que las otras.
A su vez, es patético ver que nuestras Fuerzas de Seguridad se encuentran maniatadas, toda vez que, a estas alturas, a nadie escapa que no hay intención alguna del poder constituido de implementar políticas represivas del narcotráfico.
Más bien todo lo contrario: nos encaminamos hacia el abismo social en el que las guerras de narcos serán moneda corriente.
El próximo paso será instalar el debate de políticas abortistas, y aceptar que los carteles de la droga y gobiernos extranjeros puedan “colaborar”, para elegirnos un presidente.
Así han conseguido que los jóvenes estén hoy a la deriva; y es ese un mal pronóstico, toda vez que una nación que no resguarda y forma a sus jóvenes adecuadamente, está destinada irremediablemente a extinguirse.
En tal sentido, el SMO está llamado a ser el vehículo propulsor de una profunda, necesaria y urgente reforma moral, económica y social.
*Fernando Lema


lunes, 28 de septiembre de 2009

LA CONDUCCION MILITAR K ¿ O EL DISCERNIMIENTO EN GRILLETES ?

Desde años atras, los militares retirados conmemoran ininterrumpidamente, en fecha cinco de octubre de cada año, el día del recuerdo de las víctimas de la guerrilla en homenaje a los caídos en la guerra contra el terrorismo.
Se evoca así aquella siesta del domingo 5 de octubre de 1975, cuando se produjo el más sangriento ataque terrorista contra un cuartel militar en plena democracia.
En aquella feroz agresión desatada entonces ~34 años atrás~ sobre el Regimiento de Infantería 29 de Monte, en la provincia de Formosa fueron asesinados 13 efectivos militares:

El Subteniente Ricardo Masaferro, el Sargento Primero Víctor Sanabria, y los Soldados Edmundo Sosa, Ismael Sánchez, Dante Salvatierra, José Coronel, Antonio Arrieta, Tomás Sánchez, Marcelino Torales, Alberto Villalba, Hermindo Luna y Heriberto Dávalos y una cantidad indeterminada de acribillados que sobrevivieron, pero con terribles incapacidades y secuelas de todo tipo.

Cuando llega esa fecha simbólica, el Ejército Argentino rinde tributo a sus numerosos caídos en aquellos años enlutados de la Patria, en todas las guarniciones del país.

Sin embargo, en los últimos tiempos, desde el mismo gobierno nacional parece ser costumbre prohibir la solemnidad de ese recuerdo por suponer una especie de crítica al régimen, que pondera a los militares de esos difíciles tiempos como “terroristas de estado”, mientras que a los guerrilleros de los ´70 “jóvenes idealistas”.

Tanto es así que los extremistas de entonces están encaramados en altos cargos públicos en la presidencia de los Kirchner.

Lo que llama la atención es que el propio Ejército Argentino, víctima del cobarde faenamiento de sus conscriptos ~que en su mayor parte engrosaron la lista de víctimas fatales, así como decenas de mutilados o heridos~ inflexiblemente se adhiere a la censura de esta ceremonia.

¿Qué es lo que sucede? ¿Cómo explicarlo en términos inteligibles?

Lo intentaré, para lo cual suplico la paciencia del lector, porque no es sencillo.

Terror al pie del Aconcagua

Hace unos días ~por ejemplo~ se dispuso suspender el acto, programado para el 5 de octubre del 2009 en el Centro de Oficiales Retirados de Mendoza (CORFAM).

La razón fue que el Comandante de la Brigada, General Julio Cayetano Pellagatti, ordenó que no se rinda homenaje a los militares caídos en combate ya que lo considera un “acto político” y es su “responsabilidad proteger la tranquilidad del Jefe del Estado Mayor General del Ejército”, Teniente General Luis Pozzi.
De modo tal, el General Pellagatti se aseguró que el tributo al Camarada no se lleve a cabo, que no se pronuncien discursos alusivos, ni que tampoco se coloquen placas alegóricas junto al memorial emplazado por el CORFAM el 25 de Mayo de 2008.

Su leyenda no refleja ni guerra contra la subversión ni antiterrorismo, ni guerra civil.

Simplemente se lee:

“El Centro de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas «Mendoza» a los guardianes de nuestra soberanía y nacionalidad, defensores del paño celeste y blanco, emblema de nuestra Patria”.

Aún así, el Comandante de la Brigada de Montaña VIII amenazó a los retirados con “tomar medidas” contra quienes participen de la reunión proyectada en el Centro para colocar una ofrenda floral a los muertos en acción.

La masa del Personal Superior de la Guarnición Mendoza, que tiene, desde hace más de 42 años, un lugar donde realiza actividades de camaradería, sociales, patrióticas y culturales, está amenazada por el citado General de Brigada Julio Cayetano Pellagatti, de quedarse sin su pequeño Círculo.
Argentina deviene ~entonces~ en el único país del mundo donde no se le rendirá más homenaje ni al Soldado Desconocido, y tampoco al héroe reconocido.

Todos, en definitiva, caídos en combate en defensa de la Patria, donde ~por el momento~ paradójicamente se glorifica a sus agresores.

Generales de la democracia

No es aquél un acto individual ni antojadizo, sino que parece ser el símbolo de un cambio drástico en la mentalidad militar.

Como se recordará, el 25 de agosto pasado, el General de Brigada Hugo Domingo Bruera, Secretario General del Ejército, hizo exponer a la Agrupación Abuelas de Plaza de Mayo, representada por la Señora Buscarita Roa, ante un auditorio de 50 Oficiales en el Edificio Libertador, creando un precedente insólito, ya que ellas propician el juzgamiento y castigo de sus predecesores en la milicia.

El general expresó que ya había invitado varias veces a la Señora Estela Barnes de Carlotto, que se excusó de concurrir.

Por esta razón, se lo considera a Bruera un precursor en materia de la defensa de los “derechos humanos de los jóvenes idealistas” y un crítico acérrimo de los retirados sometidos a juicio por supuestas violaciones a los derechos humanos.

El Genera Bruera, Secretario General del Ejército organizó un seminario de capacitación que se desarrolla en el edificio Libertador, sede del Ejército y del Ministerio de Defensa y se extendió hasta el viernes 28.

Ya han participado de estos seminarios ~que se realizan todos los años~ con expositores como el filósofo José Pablo Feinmann, el director del Sistema Nacional de Medios Públicos Tristán Bauer y la directora de Radio Nacional María Seoane, entre otros.

Es hermano de la militante del CELS y famosa militante por los Derechos Humanos, la Dra Matilde Bruera, y amigo personal del General Guillermo Ezcurra, miembro del Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA), con quien frecuenta reuniones político partidarias.
El General de Brigada Hugo Domingo Bruera (de civil junto al General (R) Guillermo Ezcurra) caracteriza una nueva ética, otra escala de valores que lo diferencia de sus mayores en la carrera militar, y la novedosa doctrina que parece imperar en las filas militares.

Recuérdese que el octogenario Guillermo Ezcurra alguna vez estuvo a punto de ser designado Jefe del Ejército, promediando los turbulentos años 70, pero debió emigrar del país cuando sobrevino el proceso de 1976, lo que no habla mal del Oficial Superior, sino todo lo contrario:

resulta ser de ideas más coherentes que muchos de sus pares en la actualidad.

Ezcurra no estaba de acuerdo con la guerra y se apartó del campo de batalla, como corresponde a una persona de principios, aún cuando éstos puedan llegar a ser dogmáticamente cuestionables.

Sin embargo el General Bruera fue mucho más allá:

Integrante de la Promoción 105 del Colegio Militar de la Nación, que teóricamente participó en la guerra contra la subversión, cuestionó severamente a sus superiores de antaño y hasta condenó la táctica de combate de su Institución en aquella guerra, justificando el odio hacia las Fuerzas Armadas, admitiendo la supuesta mala conducta de los Oficiales y Suboficiales del Ejército que mancillaron el uniforme,

según relató al periodista Nelson Castro, a quien le manifestó que
“Las glorias de San Martín o Belgrano no tapan los deméritos de quienes delinquieron.

Un pasado que no los representa ya que el Ejército se abrogó facultades constitucionales que no les correspondía”.

“Los Oficiales no estuvimos bien representados en aquella época… Vivimos épocas malas”.
Antígona, Sófocles y el General Altieri
La denegación de honores militares al camarada caído tuvo su cúspide más macabra tan sólo hace unos días atrás, cuando el 2 de setiembre pasado falleció el personaje más reconocido del Ejército Argentino ~el Coronel Mohamed Ali Seineldín~ un paradigmático líder, tal vez el Oficial con más ascendiente de los últimos tiempos, a quien el Ministerio de Defensa le negó la escolta y el honor de un cortejo fúnebre militar correspondientes a un veterano de guerra y héroe de Malvinas.
Este tipo de revanchismo, como sucediera con el fallecido General Rodolfo Wehner, a quien nos referiremos a continuación, sólo tiene precedentes en los anales de la historia antigua, cuando ~en épocas de salvajismo revanchista~ no se respetaba ni la dignidad de los sepulcros.

Pero la Civilización comienza con la conciencia de su propia muerte; a partir de allí no será más un hecho individual, sino un hecho social (Sudnow D:

“La organización social de la muerte”.

Tiempo Contemporáneo, Bs. As. 1971) tantos sucesos como relaciones humanas tuvo el muerto en su vida, relaciones tanto personales como no personales.

Esta trascendencia, como sentido del entorno circular vida muerte (que siglos después lo retornarán filosóficamente los estoicos) aparece en todas las religiones teológicamente y en todas las culturas secularmente.

Acotaba Cicerón:

“…la vida de los muertos está en la memoria de los vivos”.

La trascendencia como principio organizador de la existencia, la encontramos también en Borges, “Me moriré realmente cuando se muera el último que me recuerde”.

Decía Heidegger que “la finitud de la temporalidad, la muerte, es el fundamento oculto ~el sentido~ de la historicidad del hombre”.

(Aubral F: “Los filósofos”. Ed. Acento, Madrid 1993)

Esto se aprecia claramente en el contexto social que acompaña la desaparición física de un militar.

Si no veamos qué sucedió cuando, en la Ilíada, Aquiles se apodera del cadáver de Héctor, el príncipe de Troya, luego de abatirlo en duelo, y cómo el rey Príamo acude a su campamento para suplicarle que no le niegue el honor del funeral a su hijo, a lo que el honorable semidios accede.

Pero destaco que durante los últimos tiempos la impiedad para con los viejos Soldados ha sido una política de Estado en Argentina.

Por algo decía Frederick Nietzsche que “La crueldad es uno de los placeres más antiguos de la humanidad.”

Sófocles [Σοφοκλής] fue el poeta trágico griego, que vivió entre los años 496 y 406 a.C. relató el drama de “Antígona”.

En esa saga el tirano Creón había emitido una proclama prohibiendo enterrar a su enemigo Polinices.

Y es a través del autócrata que la muerte entra en escena.

La prohibición de honores al caído, entonces, es un castigo político.

Excesivo ~porque ni los dioses, en el último canto de la Ilíada, lo hubieran permitido~ pero para Antígona, la hermana del Jefe abatido, el tratamiento dado al muerto es un “crimen ontológico”.

La culpabilidad, el “homicidio” de Polinices frente a Tebas “carece de relevancia para el sentido existencial que Antígona otorga al ser singular, irreemplazable, del hermano”.

Y no sólo porque “ya no tenga vida”, sino porque ha existido.

Aquella historia sucedió.

Entonces, los idiomas de Antígona y Creón no se relacionan y ninguno de los dos se entiende.

Si Creón representa la ley ~ley personal expresada como el bien del Estado~ Antígona –desde la condena a morir del modo más terrible- a vivir ni muerta ni viva por la afrenta al cadáver de su hermano, aparece como “sin ley”, aunque ella la invoque.

“¿Pretendes algo más que darme muerte una vez que me has apresado? -le pregunta a Creón”.

A lo que Creón responde: “Yo nada. Con la venganza lo tengo todo”.
Esbozada la historia clásica, volvamos al presente, y retomemos el revanchismo de que hace gala este gobierno:

En junio de este año, el General Jorge Enrique Altieri solicitó su propio relevo acompañando su retiro voluntario a raíz de que se le impidió rendir honores militares al General Rodolfo Wehner ~muerto en cautiverio~ antiguo Jefe de Granaderos a Caballo de otros tiempos.

Al frente de la Brigada V, en Salta, que Altieri decidió dejar la actividad en el Ejército Argentino, disconforme con la decisión que tomó su Comandante de Cuerpo III, General de División Carlos Pedro Artuso, tanto como la ministra de Defensa Nilda Garré, de prohibir terminantemente velar en el Cuartel al general Rodolfo Enrique Wehner, “porque tení­a una causa abierta en la Justicia por supuestos delitos de lesa humanidad cometidos en la dictadura militar.”
La esposa de Wehner, Lucrecia Milagro Grand, fue quien pidió la ceremonia con honores.

Reina de Belleza en su juventud y perteneciente a una de las familias tradicionales de Salta, daba por descontado el beneplácito de las autoridades.

El apoyo de los militares retirados y el acompañamiento de la prensa local tornaban inconcebible un rechazo.
El corajudo general Altieri, Comandante de la Vª Brigada de Salta ~de todas forma~ ordenó formar al Regimiento de Caballería Ligero 5 para despedir al féretro del respetado Jefe, pasando a retiro a pocas horas de confirmada la voluntad de la funcionaria nacional.

Un camarada interpretó que "es evidente que es una muestra de rechazo a la política de derechos humanos del Gobierno".

Altieri fue uno de los coroneles propuestos para ser ascendidos a general por el ex jefe del Ejército Roberto Bendini y por su sucesor, Luis Pozzi.

"Es un hombre poco flexible, pero hasta ahora podíamos decir que ideológicamente no estaba en ningún lado", dijo su Comandante de Cuerpo.

Suponía ~erróneamente~ que se trataba de una cuestión ideológica, dejando de lado los principios honorables tradicionales, con ese comentario desacertado.
Oficialmente, pidió su relevo del servicio activo, aunque evitó comunicar los motivos para no generar mayores polémicas.

La valiente decisión del alto jefe militar se produjo en momentos en que hay un malestar creciente dentro de las Fuerzas Armadas por las decisiones adoptadas desde la cartera castrense.

El general Altieri les manifestó a sus cercanos colaboradores que "estaba harto de ser funcional a la destrucción de las Fuerzas Armadas de su paí­s con la muletilla de la persecución a los jóvenes idealistas".

El General, formó a sus hombres ~sobre los que tenía un gran ascendiente~ para explicarles que no creía­ en nadie del poder polí­tico y que por eso preferí­a dejarles un mensaje a sus subalternos, de dignidad y valores con su pase a retiro.

El Comandante de Cuerpo, General de División Artuso aceptó de inmediato su dimisión.
Los piquetes nevados del Neuquén

Como contraste a aquella actitud de un general estoico, recordemos que, inmediatamente atrás en el tiempo, se produjo el asalto a los cuarteles de la Brigada de Montaña VI, a cargo de Victorio Ramón Paoli, quien se abstuvo de reaccionar por temor a la crítica y a su propio relevo, cuando una banda de forajidos piqueteros “festejaron” el 24 de marzo de 2009 incendiando sus instalaciones, ante la pasividad de los militares que no se defendieron.

El General Paloli no fue relevado ni mucho menos.
El 29 de mayo festejó en la Brigada el Día del Ejército agasajando a políticos en la Cena de Camaradería de las FFAA, donde el show fue animado por mariachis, según publicó la página oficial del Ejército Argentino.
En la foto recibe honores del Comandante del IIIer Cuerpo, General de División Artuso, el mismo que apresuró el alejamiento del honorable General Altieri, en el episodio posterior, en Salta.
La rendición de los años 90
A medida que la conciencia humanitaria crece a nivel internacional, muchas conductas del pasado, que eran aplaudidas y glorificadas, se miran hoy bajo una nueva óptica.
A principios de los 90, cuando yo era militar, revistaba como Mayor en una Unidad de Caballería montada.
Un buen día llegó la orden del Jefe del Estado Mayor General del Ejército, Teniente General Martín Antonio Balza, que en un ataque de “semiótica represiva” prohibió concurrir a las ceremonias patrias formados con botas, espolines y breeches, aún en la Caballería.
Al poco tiempo impuso el saludo sin gorra y derogó ~inexplicablemente~ el uso del sable, símbolo del mando del Oficial, destruyendo una tradición irreemplazable en casi todos los ejércitos del mundo.
Más tarde Balza sería el artífice definitivo de lo que sería posteriormente el principio del fin de las Fuerzas Armadas como tales.
El 25 de abril de 1995, el jefe del Ejército de Argentina y actual embajador del país en Colombia, general Martín Balza, pidió perdón por los excesos cometidos durante los años de las Juntas Militares de Gobierno (1976-1983).
Tomando como propias las palabras de Hannah Arendt, afirmó:
“No puedo cambiar lo que pasó.
Para el pasado sólo tengo perdón, que no es olvido; y para el futuro, la promesa de que no volverá a ocurrir”…
A partir de allí se ocupó de “reestructurar” los cuadros militares, enviando a retiro a sus hombres más capacitados.
El General Balza incluso reformó el orden cerrado argentino, que se remontaba a las Ordenanzas de Carlos III ~1768~ excluyó a la Religión Católica de las filas, incorporó voluntarias y terminó de un plumazo con el Servicio Militar Obligatorio.
Algo extraño estaba sucediendo, y los Oficiales que aún quedábamos en Servicio nos preguntábamos si realmente se estaban cumpliendo las más sombrías profecías del Coronel Seineldín.
Pero aquella fantasía remota se convirtió, finalmente, en la peor de las realidades.
Sin soldados a quienes conducir, material ni presupuesto para entrenar, fui testigo de cómo también se ordenaba cerrar las unidades de Inteligencia Militar, ~tropa técnica cuyo significado filológico había sido degradado por la política~ y se modificaba la doctrina vaciándola de hipótesis de conflicto, mientras que nuestros países hermanos las incrementaban.
Obviamente, a los pocos años me bajé de un tren que no conducía a ninguna parte.
Ya desde afuera vi alejarse a Balza, que fue sucedido por el General Brinzoni, que ~en un acto patriótico, pero poco comprendido por sus hombres~ se negó a adecuar las remuneraciones militares para evitarle mayores gastos al Estado Nacional.
A él lo reemplazó el General Bendini, famoso por bajar los cuadros de los Directores del Colegio Militar de la Nación y propiciar la suavidad en los modales durante el entrenamiento.
De pronto surgieron leyes que dejaban sin efecto los indultos presidenciales y otras leyes de amnistía, y todos los Soldados que combatieron, en cualquier grado, al terrorismo en los años setenta fueron a dar con sus huesos a la cárcel por supuestos “delitos de lesa humanidad”, declarados imprescriptibles…
Y así las cosas:
Los veteranos tras míseros barrotes, sus Fuerzas Armadas retraídas, y los ejércitos de los países sudamericanos preparándose para su hipotética intervención en el conflicto que, tarde o temprano, arribará a nuestras playas.
Un día le pregunté a uno de mis hijos, que es sociólogo, que me sacara de mi tremenda confusión, y ~con horas robadas al CONICET~ pude empezar a entender la etiología de la decadencia y la ruina del oficio militar.
Me respondió:
Las Fuerzas Armadas voluntariamente se pusieron los grilletes y están actualmente “en cautiverio”, y continuó explicándome la razón.
El ejército secuestrado
El descarrilamiento de la milicia es compatible con lo que se conoce como el “síndrome de Estocolmo”, que es un estado psicológico por el que la víctima se identifica con los motivos y el destino del agresor; que fuera aplicado tradicionalmente a una situación de secuestro o toma de rehenes.
Acontece cuando un cautivo no puede escaparse, es aislado y amenazado de muerte y a raíz de actos de amabilidad del captor, a los tres o cuatro días se instala ese cambio psíquico en el capturado.
Los legos refieren que la estrategia del capturado comienza por intentar mantener al captor feliz para seguir vivo y se convierte en un amor obsesivo con sus gustos y con la comprensión de sus tormentos.
La descripción de este síndrome se puede hacer extensiva también a lo que hoy se llama “síndrome de Estocolmo doméstico” en parejas de golpeadores y la dilucidación del fenómeno ilumina los casos que se emparejan de este modo.
En lo colectivo se describe en víctimas de discriminaciones y de todo tipo de abusos de poder cuya respuesta a la persecución, lejos de ser la esperada, el odio, es la contraria: la complacencia con el opresor.
Los “secuestrados” terminan por no resistirse y se los nombra "quebrados", en su ética y en su integridad subjetiva.
Algunos permanecen víctimas del verdugo, excluidos de cualquier encuentro con un semejante, las más de las veces torturados y forzados a la delación, a la indignidad y a la tortura, en exclusión precisamente del lazo social, sin la protección de la ley intentando salidas subjetivas aún en el retraimiento del cautiverio y la opresión.
La respuesta del sujeto no siempre es la misma.
Es que algunos pueden ~otros no~ soportar el encuentro desnudo con la propia cuenta subjetiva en soledad, cuando esta es posible y no entregarse.
En definitiva, según el “síndrome de Estocolmo” es entonces una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional por estar amenazada su permanencia en la sociedad.
Así, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador.
Un pequeño sector de los militares argentinos, hoy en día, sufren de ese síndrome del rehén.
Pero ese segmento se halla, justamente, en los estamentos superiores de la conducción.
Son una parte de las víctimas de las políticas del “socialismo del siglo XXI”, que se sustentan en la demolición sistemática de las instituciones argentinas, y de los propios argentinos como pueblo y como individuos, siendo las FFAA calificadas con las peores características e insultos degradantes.
Este grupo, ya sea por ansia de integrarse en la ideología dominante en la sociedad, por miedo a quedarse sin trabajo, vergüenza o por ser rastrero por naturaleza, lo peor de entre nosotros, adopta cínicamente la cultura y el dialecto inventado del enemigo, travestido de “demócrata”.
Y con ello adopta también sus odios y mentiras, contra su propia gente, contra ellos mismos con la esperanza de conservar su puesto en el sistema; fatal autoengaño, deplorable traición, porque algún día ~tarde o temprano~ también esos militares complacientes serán “retirados”.
Es curioso observar como algunos de estos, perjuros retractados de su catolicismo nacional, cambian de personalidad en presencia del terror infundido por los “defensores de los derechos humanos”, llegando incluso a negar la enseñanza del pasado a sus propios hijos.

El socialismo es un dios sangriento que exige sacrificios humanos, incluso los de los niños, como el “Komsomol”, en la URSS, el “Khmer Rouge”, en Camboya, o la UCJ (Unión Comunista de Jóvenes, o Juventudes Castristas), en Cuba, modificando los programas educativos para insuflar a los jóvenes el odio a sus propios padres, el libertinaje en todos los órdenes y el revisionismo histórico interesado, para eliminar toda conciencia nacional.
Se trata de una teoría sociológica comprobada que el individuo crece en un medio social que percibe como natural, cuando en realidad está construido socialmente.
Para ellos, las normas sociales las construyen fuerzas históricas, económicas y políticas que proceden de la naturaleza, lo que conlleva la negación de la naturaleza de Dios.
Pero el socialismo no conlleva normas producto de una evolución determinada sino que las impone bruscamente.
El marxismo inventa su nación y su pasado, crea su cultura falsificando elementos existentes o forjando otros.
Su esencia es la revolución permanente, que no refleja ninguna tradición.
Es un refugio de afirmaciones categóricas en medio de un mundo que cambia demasiado de prisa, y una válvula de escape política.
Entonces surge la demolición de las Instituciones tradicionales, por ser naturalmente la primera resistencia a estos designios tenebrosos:
La Iglesia, las Fuerzas Armadas, la Educación y la Justicia.
Los métodos son la “purga”, usualmente violenta, de los enemigos potenciales del socialismo.
Y naturalmente se desatan luchas intestinas en el propio cuerpo de las instituciones atacadas porque muchos de sus integrantes se resisten a ser victimizados y luchan por sobrevivir individualmente.
De ese modo surge la colaboración:
Los débiles, los cobardes y los arribistas se adhieren rápidamente al sistema, cada uno por sus motivos, sin que esta descripción objetiva signifique juzgar ni criticar.
Pero su culpa es enorme, porque la integración en un sistema totalitario, coactivo, como es el régimen socialista, exige no sólo simple adaptación sino suscribir la represión evidente contra otros, contra tu propia gente, exactamente igual que la colaboración de la población alemana con el régimen nazi.
En estos sistemas, la población no es ~casi nunca~ protagonista activa de los cambios sociales.
O se manipula su papel, haciéndole creer que se le da lo que espera y se merece.
El fútbol gratuito o subsidios clientelistas en lugar de trabajo honorable, para convertirla en miserable comparsa con intenciones inconfesables.
La tónica general hoy en el mundo desarrollado es la sumisión o el individualismo.
Hay mucho que perder y poco a ganar.
Siempre son minorías conscientes y actuantes las que transforman.
Y la expansión del socialismo del Siglo XXI y de los potentes medios de comunicación acelera esa docilidad ante los actores políticos y sus manipulaciones.
Esta “democracia”: el kirchnerismo, es hijo de la permisividad de la transición, de la ceguera de la clase media y la traición de la izquierda.
El régimen intenta ocultar sus métodos tras la fachada de los conceptos “políticamente correctos” actuales:
“democracia”, “pluralismo”, “transversalidad”, “distribución de la riqueza”, “libertad”, “cambio” son términos vacíos, que los Kirchner´s jamás han cumplido, y que corean otros ingenuos o colaboracionistas, por considerarse “demócratas” o por “progresistas”.
Este régimen se ha apropiado, gracias a la alianza traicionera de la izquierda, del mito de la lucha contra “la dictadura militar”, en la que jamás estuvieron (los subversivos que combatieron fueron minoritarios), ocultando sus negociados y la multiplicación de la fortuna presidencial lucrando con el sistema económico-liberal del proceso iniciado en 1976.
Así, de ese modo, la “democracia” se ha transformado en la permanente transgresión de “partidos políticos” sin ideología real que defender, y en la construcción de la tiranía mediante la pulverización de patriotismo tradicional, que antaño simbolizaban las Fuerzas Armadas de la Nación.
Autor: Carlos Marcelo Shäferstein

AL PAN PAN

A continuación algunos aspectos que normalmente dominan el vocabulario que se utiliza entre nosotros para definir aspectos de la economía sin detenerse demasiado en el análisis que indique su certeza.

En esta realidad intervencionista y regulatoria en la que la panacea del mercado ha sido reemplazada por la panacea de la acción de funcionarios - personajes como Guillermo Moreno, Néstor Kirchner o su esposa Cristina Fernández, nos encontramos con no pocas contradicciones de carácter dialéctico que propongo discernir brevemente.


Veamos.

1. El hambre y la pobreza:


Si bien es casi un dato que una se deriva de la otra, es evidente que paliar el hambre no necesariamente implica terminar con la pobreza.

Repartir comida o planes de ayuda no termina con la pobreza, simplemente hace a los pobres dependientes de los funcionarios como los nombrados y otros.

2. La distribución de los ingresos como vaca sagrada:


Distribuir ingresos es, en general, atribuir a quienes ganan más dinero la responsabilidad de hacerse cargo de quienes ganan menos.

Siendo el sistema tributario la metodología principal de tal distribución, se aplican principios de progresividad de los impuestos generando de tal modo la salida de los capitales de quienes están en mejor posición para no ser víctimas de genuinas expropiaciones contrarias al principio de igualdad de los impuestos y de las cargas públicas.

3. La salida de capitales y el patriotismo:


El patriotismo es hoy por hoy una palabra bastante gastada, pero es rigurosamente cierto que implica su aplicación de parte de gobernantes y de gobernados.

Si quienes detentan el poder aumentan sus patrimonios de manera notable o giran fondos al exterior además de hacer leyes para favorecer a los amigos, acá está faltando una pata de tal patriotismo.

En cuanto a la otra, podemos apelar al sentimiento de la gente, pero obligarla no es un acto que conlleve patriotismo.

Ser patriota es un acto virtuoso, no consecuencia de una ley que obliga a alguien.

4. Aplicación de impuestos distorsivos para tratar de equilibrar los precios:


Este esquema, aplicable a temas tales como las retenciones a las exportaciones o al llamado impuesto al cheque, es una falacia notable.

Si es preciso distorsionar y volver inequitativo el sistema tributario para lograr un objetivo plausible estamos ante una realidad de que el sistema impositivo pero se es ineficiente e inútil.

En otras palabras, solamente podemos ser justos si distorsionamos el sistema tributario.

Una incongruencia evidente.

5. La inflación se controla si se controlan precios y utilidades:


Notable falacia según la cual las consecuencias de la emisión monetaria para por ejemplo adquirir durante 5 años dólares a precios superiores a los del mercado mediante el recurso de emitir, puede corregirse controlando los precios de los supermercados y de los carniceros.

Impropio de profesionales de la economía.


Absurdo que no puede hallarse ni el más elemental libro de conocimientos básicos de economía.

Pero sigue repitiéndose.

Además, el control de márgenes de utilidad no es ni siquiera control de precios, los cuales podrían variar mientras tales márgenes se mantuvieran.

6. El INDEC dice la verdad, lo que pasa es que a los opositores no le gusta:


El periodista Jorge Chamorro, de Radio América, afirmaba en el programa que conduce en esa emisora el 22/9 que el tema es controvertido y que falta poner sobre el tapete todas las posiciones y aclararlo.

Darle entidad a que en el primer semestre de este año el índice de pobreza bajó de 18 puntos a 14, según lo informado por ese organismo es absolutamente insólito.


Estamos ante la evidencia de una situación recesiva, con baja de ocupación, con inflación creciente, con ajustes tarifarios leoninos, con impuestazos que se suceden, con la baja de producción agropecuaria y la consecuente disminución de exportaciones, todo lo cual conduce a un verdadero parate en el Interior.

Suponer que ante tal cuadro la pobreza disminuye no sólo no es creíble, es absurdo.

Más allá de cualquier otra consideración.


Plantear esto como una discusión entre profesionales es realmente impresentable.

7. Los impuestos y las trabas a las importaciones favorecen la producción nacional:


La producción nacional se favorece estimulando o simplemente dejando hacer a quienes producen aquello que resulta menos costoso producir y ofrece mayores ganancias, como la soja o la leche en su momento.

Las trabas a las importaciones producen atraso tecnológico, reemplazo por supuesta producción nacional de baja calidad (en muchos casos simple armado de partes) y no mejora los índices de ocupación, ya que quienes dejan de trabajar en el campo castigado por políticas erradas, buscan conchabarse en otras cosas.

Hacer un breve estudio sociológico de la población actual en Tierra del Fuego permite comprobar esto que decimos.

Una gran parte de su población son inmigrantes provenientes del continente argentino.

La apertura a las importaciones con el tipo de cambio controlado NO ES una genuina apertura, y por lo tanto hay que desconfiar de economistas que afirman que la apertura de los años 90 o de la Tablita de fines de los 70 produjo un desastre para la industria nacional.

Lo que la produjo no fue la apertura, sino el tipo de cambio fijo que permitía demandar infinitos dólares para importar productos sin que variara el tipo de cambio, lo cual es contrario a la ley de oferta y demanda y constituye un control de precios más.

8. Hay que impedir que los extranjeros se atiendan en nuestros hospitales:


Un absurdo xenófobo y clasista.

Los extranjeros que vienen a trabajar al país realizan las tareas que normalmente los locales se rehúsan a llevar a cabo.

Otra cosa son los marginales extranjeros, que no por ello deben ser descalificados por su nacionalidad, sino por sus actos.

Del mismo modo que si fueran nacionales.

Un problema como este se ataca mediante convenios diplomáticos con los países de origen, y no con gritos en las tribunas o marchas intentando que un enfermo no se atienda y se cure, lo cual dicho sea de paso se contradice con la supuesta necesidad de distribuir entre los carenciados.

Si los extranjeros trabajan en negro o están indocumentados (como habitualmente se dice de manera a nuestro juicio inapropiada), lo que corresponde es obligarlos a regularizar su situación, a corregir la anomalía.

Si no existe un mecanismo apropiado, expulsar gente del país no parece ser un método humanista respetuoso de los derechos humanos básicos.

Y además es exasperantemente discriminatorio.

Aún así, en términos exclusivamente económicos el aumento de la población agranda el mercado y garantiza mejores precios y menores costos.

La marginalidad debe ser combatida tanto si se trata de extranjeros como si se trata de locales, pero es una cuestión diferente.

Y el combate contra la marginalidad no puede dar lugar a sanciones diferentes según se trate de argentinos o extranjeros.

En realidad no debe dar lugar a sanciones, sino a integraciones.

9. Ayudar a las Pymes fomenta el empleo:


Una falacia de grandes proporciones.

Lo que fomenta el empleo es la inversión a escala, la tecnología, el capital de uso intensivo y las inversiones en general que incrementan el capital per cápita.

No es creando cien empresas chicas que fabrican tornillos como se mejora la eficiencia y la productividad de tornillos.

Es atrayendo capitales a algunas empresas que puedan crecer y desarrollar productos a escala, con un costo administrativo razonable y con máquinas de última generación que permitan la obtención de precios competitivos, tanto local como internacionalmente.

10. El fútbol o la escuela son gratis para todos:


Obvio que se trata de un dato equivocadísimo.

Nada es gratis.

Ni el agua.

Tal vez la única excepción sea el aire que respiramos.

Alguien paga, y ese alguien somos todos nosotros.

Por lo tanto no es cierto que el Estado nos da algo, sino que toma lo nuestro para pagar ese algo y devolvérnoslo.

Y como elige qué regalarnos, no importa si lo queremos o no.

Todos podemos razonablemente querer que los chicos vayan a la escuela, aunque sería importante que los planes de estudio abandonaran su tendencia panfletaria, para lo cual sería imprescindible conformar comités autónomos y autárquicos que fijaran los planes de estudio por lo menos.

Amén de abrir el campo a la iniciativa privada como ocurre en otros países, donde la gente termina eligiendo a qué universidad va, por el prestigio de ésta , basado en buena parte en los planes de estudio que lleva adelante.

11. Comprar nacional para favorecer a nuestros productores:


No es así como se favorece la producción nacional.

Se la favorece si se la obliga a competir y a ser eficiente.

Para ello debe existir siempre la posibilidad de importar productos, con un tipo de cambio verdaderamente libre, que oscile de tal modo de desalentar la compra de lo importado si sube mucho, alentando entonces las exportaciones, y viceversa.

Es la competencia lo que mejora la eficiencia, y no la quintita.

12. El Estado debe ocuparse del bienestar y de ayudar al pueblo:


El Estado debe promover el bienestar general, no garantizar el bienestar individual.

Es profundamente erróneo suponer que un gobierno, el que fuera, va a poder garantizar la mejoría económica de millones de personas, tengan éstas la voluntad de superarse o no.

13. Los vivos de siempre suben los precios (cuando se acerca Navidad, Semana Santa, la primavera o el comienzo del ciclo escolar):


El aumento de la demanda produce subas de precios, por eso cuando vamos de vacaciones en la llamada “alta temporada”, todo es más caro y nadie parece asombrarse de que así sea.

El sofisma de que es preciso que el Estado controle para evitar que los vivillos se aprovechen es un panfleto demagógico que sirve a los intereses de los funcionarios que así se comportan en la vida, pero no cambia la realidad.

Nunca la ha cambiado a lo largo de toda la historia, y nunca la cambiará.

14. La reventa de entradas a espectáculos es ilegal:


Efectivamente en cierto punto puede serlo porque tal vez existen normas en tal sentido, aunque es preciso acercar la lupa a tales normas, ya que es absolutamente lógico que quien tiene una entrada para un espectáculo cotizado pueda desear venderla al mejor postor.

Eso es perfectamente legítimo y diríase que también legal, aunque alguna ley lo impida de manera a nuestro juicio claramente inconstitucional.

La propiedad privada es inviolable y uno es dueño de disponer de lo suyo como mejor le plazca.

En realidad, cuando un producto es vendido a bajo precio (por ejemplo una entrada en primera fila que vale lo mismo que una en la vigésima) quien lo adquiere está obteniendo una ganancia por ese hecho, que luego realiza cuando lo vende.

15. Los comerciantes se abusan y venden caro:


Los comerciantes venden al precio que les compran.

Es la demanda la que convalida el precio, que a su vez oscila de unos barrios a otros debido, justamente, al poder adquisitivo del demandante promedio.

No es lo mismo Lugano que Belgrano.

Cuando el precio es excesivo, el producto no se vende.

16. Quien más tiene más paga:


Esta falacia es una de las razones principales de la decadencia argentina.

Es la inversión de la ley de oferta y demanda, pretendiendo obligar a quien consume más gas, o luz, o agua o lo que fuera, a pagar más que proporcionalmente.

Dejando de lado detalles tales como la subdivisión que se haga de los bienes, los medidores, etc. (se grava por unidad y no por dueño), lo cierto es que mientras cualquiera obtiene un descuento por adquirir gran cantidad de lo que sea, para el Estado argentino la relación es al revés: quien consume mucho, sufre un incremento.

Suena raro en un ejemplo: comprar un paquete de pastillas que cueste un peso, versus comprar una caja de 100 paquetes.

En tal caso la visión estatal sería que en éste último caso el vendedor debería decirle al comprador: Si Ud. va a comprarme cien paquetes, entonces el precio es $ 120.-, porque Ud. tiene plata.

Cualquier leguleyo sabe que es exactamente al revés, que si alguien compra mucho lo más probable es que obtenga un descuento.


Lo mismo ocurre con los impuestos y las tasas progresivas.

17. Fijar tarifas locales para desconectarse del mundo:


este es el subproducto del dólar caro.

El dólar caro se compra con emisión de moneda espuria y luego se transforma en retenciones a las exportaciones que vuelven como obra pública o como subsidios.

Es decir que se inyecta al mercado produciendo inflación.

Las tarifas se desconectan del mundo si hay subsidios, de lo contrario se deja de producir porque es mejor invertir en países en los cuales no existe semejante distorsión.

Lo mismo ocurre con los precios en general, sobre todo de los productos primarios.

En fin, estos son algunos aspectos que me parece importante resaltar.

Expreso un punto de vista que se puede ser controversial para muchos.


Sabemos que ciertos discursos repetidos una y otra vez convierten ciertas afirmaciones en dogmas.

Esperamos por lo tanto que este trabajo sea tomado como una opinión que pretende mover a la reflexión.


Si resulta útil en ese aspecto, estaremos más que satisfechos.